6 hechos sobre cómo Internet ha cambiado nuestros pensamientos

Con Internet entretejido en todos los aspectos de nuestra vida laboral y personal, nuestros cerebros luchan por mantenerse al día. Muchos de nosotros estamos acostumbrados a estar en línea las 24 horas del día, los 7 días de la semana y nos sentimos vacíos cuando nos desconectamos. Necesitamos tener acceso constante a nuestros seguidores, redes sociales y aplicaciones para poder sentirnos parte de este mundo.

No sorprende que nuestra creciente dependencia de esta tecnología revolucionaria esté cambiando nuestra forma de pensar, especialmente para la población de la Generación Z, que creció sin darse cuenta de que antes de ellos existía un mundo alternativo.


A menudo no somos conscientes de las fuerzas externas que influyen en nosotros internamente porque normalmente ocurren a nivel subconsciente. Lo mismo puede decirse de las tecnologías que se han asimilado a nuestras vidas, desde la televisión hasta la World Wide Web. Estas son algunas de las principales formas en que Internet ha transformado nuestras mentes entre bastidores.

1) Fortalecimiento de las funciones cerebrales

Navegar por Internet es mucho más difícil que leer libros porque el proceso implica buscar lo que queremos en buscadores y saltar de un hipervínculo a otro. Por esta razón, cuando se pidió a los participantes de mediana edad y mayores que buscaran en Internet temas específicos asignados por los investigadores, se descubrió que la actividad cerebral de aquellos que utilizaban Internet era más profunda que la de aquellos que rara vez o nunca la utilizaban.

El segundo estudio cerebral se realizó dos semanas después de que se pidiera a los participantes que realizaran una hora de búsqueda en Internet todos los días durante siete días. Sorprendentemente, los usuarios de Internet sin experiencia ahora mostraron una actividad cerebral similar a la observada entre los participantes que ya estaban familiarizados con Internet.

Las investigaciones demuestran que la búsqueda en Internet por sí sola tiene el poder de rehacer nuestro cerebro. Partes del cerebro involucradas en la memoria a corto plazo y la toma de decisiones se activaron durante el segundo escáner cerebral, lo que indica que el uso de Internet mejoró estas funciones cerebrales específicas.

Si un período tan corto de entrenamiento en línea es todo lo que se necesita para mejorar nuestras capacidades cognitivas, imagínense cuánto más avanzadas están nuestras mentes después de años de exposición. Y no sólo para buscadores como Google, sino también para las redes sociales y la amplia oferta de contenidos interactivos disponibles online. El crecimiento exponencial del contenido online generado por los usuarios durante la última década es una prueba definitiva de que nos estamos convirtiendo en personas más creativas.

2) Mayor creatividad

Internet nos ha dado a todos una voz en el ciberespacio y la capacidad de comunicarnos fácilmente con otros, hasta el punto de que muchos de nosotros competimos entre nosotros para ser escuchados. Con las actualizaciones de estado de Facebook, los comentarios y los seguidores, la carga de fotos y vídeos, el control de lugares, etc., parece que no tenemos reparos en nuestra privacidad a pesar de los riesgos que conllevan.

La buena noticia es que a medida que anhelamos ser populares en las redes sociales y en Internet en general, inevitablemente nos motivamos a ser más creativos y originales en nuestra próxima publicación en línea.

No se puede negar que nuestras mentes se vuelven más creativas e inspiradas al ver millones de videos increíbles en YouTube, citas ingeniosas en las redes sociales, Twitter y Facebook, y toneladas de otras ideas geniales en línea. Para llegar a todo esto, el cerebro generó ideas, se inspiró y las compartió con otros usuarios.

3) Impacto en la autoestima

La desventaja de este nuevo carrusel de creatividad a través de Internet es que algunos de nosotros estamos empezando a sentirnos inseguros de nosotros mismos. Comparamos nuestras vidas con las de nuestros amigos en función de lo que suben a las redes sociales. Cabe recordar que estos mensajes no dan una imagen fiel de la vida, ya que muchos de ellos posan en Internet para impresionar a los demás. El resultado de estas comparaciones falsas es que sentimos demasiada envidia de fotografías inofensivas de personas divirtiéndose, como las de vacaciones.

Los investigadores encontraron que un tercio de los participantes se sentían más negativos después de ver su feed de Facebook, especialmente aquellos que sólo navegaban por el sitio y no enviaban ningún mensaje.

Parece que, al menos para algunos de nosotros, nuestros cerebros ahora han vinculado de manera poco saludable nuestra participación en las redes sociales con nuestra autoestima. Probablemente esta sea la razón por la que ahora escuchamos acerca de cómo el uso compulsivo de Facebook puede causar depresión y cómo las personas se vuelven adictas a Facebook. En la mayoría de estos trastornos, el origen del problema surge de la presión social percibida y de problemas subyacentes de autoestima.

4) Atención reducida

Con la llegada y difusión de las tecnologías de Internet, nuestra capacidad para mantener la atención en un tema ha disminuido notablemente. Están apareciendo hipervínculos en Internet, lo que nos anima a explorar sitios web de forma no lineal. Navegar por Internet durante mucho tiempo y repetidamente, haciendo clic en un enlace tras otro, condicionaba nuestra atención a echar un vistazo breve al contenido de cada página antes de pasar a la siguiente.

A menudo nos encontramos buscando otro tema que nos haya llamado la atención incluso antes de haber terminado la mitad de lo que estábamos buscando originalmente. Básicamente, uno de los mayores desafíos que enfrentan los propietarios de blogs es cómo lograr que los lectores en línea continúen leyendo su contenido.

Si necesita pruebas de que nos estamos impacientando (al menos en línea), consulte estas estadísticas informativas sobre nuestra atención y comportamiento en línea. El estudio encontró que nuestra capacidad de atención promedio se redujo en más de 30%, de 12 segundos en 2000 a 8 segundos en 2013.

En promedio, los trabajadores de oficina revisan sus buzones de correo 30 veces por hora. También se encontró que en 53,573 páginas web vistas, 17% duraron menos de 4 segundos, ¡mientras que solo 4% duraron más de 10 minutos! Si sigue así tendremos problemas para concentrarnos en una cosa, lo que nos obligará a recurrir a la multitarea.

5) Fomentar la multitarea

Debido a nuestra reducida capacidad para mantener la atención en una tarea, recurrimos a la multitarea, realizando varias cosas a la vez. Apuesto a que probablemente estés haciendo algo más que leer este artículo en este momento: tal vez escuchando canciones, chateando en línea, revisando tu Facebook y tu bandeja de entrada en pestañas separadas, o incluso navegando por otros sitios.

Con la llegada de los dispositivos inteligentes portátiles, nuestra mente ha sido rediseñada, adaptada para ser estimulada únicamente cuando realizamos diferentes tareas al mismo tiempo.

Cuando la mayoría de las personas perciben la multitarea como una opción ideal para ahorrar tiempo, aparecen efectos negativos en los que la capacidad cognitiva en realidad supera la productividad. Las investigaciones han demostrado que la multitarea en realidad divide nuestra atención, lo que genera distracciones frecuentes. Se descubrió que solo la rara población 2%, conocida como súper tareas, se desempeñaba mejor en múltiples cargas de trabajo.

6) Reprogramar la memoria

En un estudio de 2011, la psicóloga Dra. Betsy Sparrow concluyó que la World Wide Web ahora sirve como "un espacio de almacenamiento de memoria externo y usted es responsable de recordar las cosas". En una serie de cuatro experimentos de memoria, se descubrió que los participantes tendían a pensar en términos informáticos como "Yahoo" o "Google" cuando se les hacían preguntas sencillas.

Se desempeñaron mejor al recordar información trivial cuando pensaban que no podían encontrarla en la computadora durante una nueva prueba. Cuando se les pidió que ingresaran esta información en una computadora y la guardaran en diferentes carpetas, los participantes pudieron recordar las ubicaciones de las carpetas mejor que los propios operadores.

Este estudio encontró que Internet se ha convertido en una forma de fuente de memoria transitiva y, por lo tanto, ha cambiado la forma en que se recuerdan las cosas. Según la hipótesis de uno de los investigadores del estudio mencionado anteriormente en 1985, la memoria transaccional se refiere a la forma en que confiamos en otras personas que tienen más conocimientos sobre un tema en particular para que nos ayuden a recordar información.

Gracias a Internet ya no estamos limitados por la capacidad del cerebro humano, hemos confiado nuestra memoria a la red para que podamos dedicar el resto de nuestro tiempo a la creatividad. Los buscadores como Google se han convertido en la puerta de entrada para acceder a cualquier información en cualquier momento.